CAPITULO 5




Capítulo 5: Clases de palabras







En sentido general y un tanto figurado podemos considerar que la lengua es una especie de universo conformado por palabras las cuales, desde diferentes aspectos (semántico, morfológico, sintáctico, etc.), se pueden agrupar o clasificar para su estudio. En el presente capítulo nos ocuparemos de estudiar las características y aspectos más sobresalientes de los grupos o clases de palabras más destacados en el uso del español. (RAE, 2011a, p. 209). 



Lección 21: El sustantivo 

En palabras de la RAE, “Los sustantivos denotan entidades, materiales o inmateriales, de toda naturaleza y condición: personas, animales, cosas reales o imaginarias, grupos, materias, acciones, cualidades, sucesos. Esta diversidad de nociones permite agruparlos en varias clases gramaticales.” 


 Sustantivos comunes y propios

  •  Sustantivo común. También puede denominarse nombre común o apelativo. Se utiliza para nombrar a todos los individuos de una clase; es decir, clasifica o categoriza “las personas, los animales o las cosas según ciertos rasgos comunes que los distinguen” (RAE, 2011a, p. 209). También podemos definirlo como la palabra que usamos para nombrar a un objeto o un ser animado o inanimado, real o irreal, del cual se pueda decir algo. Son ejemplos de sustantivos comunes palabras como libro, mesa, casa, árbol, pez. 

  • Sustantivos propios:  Son los que permiten individualizar o distinguir al ser o elemento que nombra, entre todos los de su misma especie. Por ejemplo, si el nombre común es mujeres, Teresa, sería el nombre para distinguir entre grupo de mujeres a una de ellas; igual, decir Sumapaz, para distinguir a un río entre el conjunto general de éstos. Debemos tener en cuenta que si bien el nombre propio identifica un ser entre los demás de su especie, no da a conocer sus rasgos particulares o sus propiedades constitutivas; solamente indican cómo se llaman esas entidades de manera individual (María, Efraín, Vaupés, Venezuela, Mediterráneo, Everest)
  • Sustantivos abstractos y concretos. Los abstractos designan lo que no es material, especialmente acciones, cualidades y procesos que se le atribuyen a los seres y que se asumen como entidades independientes a ellos. Por ejemplo, belleza, limpieza, reproducción. En cambio en los concretos corresponden a los seres a los cuales se les atribuyen esos procesos acciones o cualidades. Por ejemplo, mujer, ropa, animal.  


  • Sustantivos masculinos y femeninos. Tanto los nombres concretos como los abstractos, comunes o propios se dividen, a su vez, en dos grandes grupos: los de género masculino y los de género femenino. Los primeros se llaman masculinos y son los que pueden ir acompañados por el artículo él; mientras que los segundos se llaman femeninos y son los que pueden ir acompañados por el artículo la. Recordemos, también con Manuel Seco, que “generalmente los nombres que terminan en –o (de personas de animales o de cosas) son del género masculino, y los terminados en –a, del femenino: el disco, el canto, el movimiento (…); la manta, la copa, la carpeta (…). Pero hay algunos nombres en –o que son femeninos: la mano (…); y bastantes nombres en –a que son masculinos: el día, el poeta, el profeta (…)” (1999, p. 235).


  • Sustantivos en singular y en plural. Todos los sustantivos, bien sean abstractos o concretos, comunes o propios, femeninos o masculinos, se manifiestan de una de estas dos maneras: los que admiten la compañía de los artículos él o la, los cuales se dicen que están en singular; y los que admiten los artículos los o las, y se dicen que son sustantivos en número plural. Son nombres en singular el país, la casa, el cuaderno; son nombres en plural, las mujeres, los amigos. 




Lección 22: El adjetivo 


Según la Real Academia Española, “el adjetivo es una clase de palabras que modifica el sustantivo o se predica de él aportándole muy variados significados. En un gran número de casos, el adjetivo denota propiedades o cualidades, como en los ejemplos siguientes: las calles estrechas, las personas discretas, flores rojas, una dura experiencia, un hambre atroz” (2011a, p. 235). También podemos decir que el adjetivo es una categoría gramatical utilizada en Español para modificar al sustantivo o para asignarle alguna cualidad. Lo que indica que el adjetivo tiene como función principal la de precisar o ampliar el significado del sustantivo en la oración. Osea, complementarlo cuando así se requiera. El adjetivo siempre esta ligado al sustantivo en su parte formal, ya que comparte con éste los morfemas de género y número. Cuando al adjetivo se le antepone un artículo, se dice que se ha sustantivado, es decir adquiere la condición de sustantivo; por ejemplo, el rojo es impactante.



Lección 23: El verbo 


Se le define como la palabra que puede indicar acción (jugar, caminar, leer); fenómenos o acontecimientos de la naturaleza (llover, temblar) o estados de anímicos (suspirar, llorar, dormir). En palabras de Manuel Seco “verbo es la palabra cuya función característica es la del núcleo del predicado. Sirve para “situar en el tiempo” a la persona o cosa protagonista de la oración, denotando “algo que pasa” relacionado con esa persona o cosa: lo que hace, o lo que le ocurre, o su simple existencia” (1999, p. 265). El verbo pertenece al tipo de palabras que poseen estructura bimembre, es decir, aquellas que en su morfología presentan dos segmentos o partes, que son la raíz o lexema y el morfema o desinencia. La raíz contiene lo fundamental del significado (cant-), en tanto que la desinencia indica el conjunto de características gramaticales (accidentes), como la persona, el tiempo, el modo y el número (-ar, -ré, - aríamos)


Lección 24: El adverbio 


Según la RAE “el adverbio es una clase de palabras invariable que se caracteriza por dos factores: uno morfológico, la ausencia de flexión, y otro sintáctico, la capacidad de establecer una relación de modificación con grupos sintácticos correspondientes a distintas categorías. En efecto, los adverbios modifican a los verbos (pasear por la calle tranquilamente), a los adjetivos (sumamente satisfecho de los resultados) y también a otros adverbios (irremediablemente lejos de su patria)” (2011a, p. 575). Como si sucede en las palabras que modifican al sustantivo, el adverbio no se somete a ninguna concordancia respecto a la palabra a la que acompaña, razón por la que se considera como una palabra invariable o sin variaciones. 


Lección 25: El pronombre 


Según Manuel Seco Los pronombres son sustantivos que se distinguen de los nombres en la manera de designar a los seres. Mientras un nombre esta referido a un determinado ser (p.ej., Roma) o aun grupo de seres pertenecientes a un mismo tipo (p.ej., ciudad), un pronombre se refiere, según el momento en el que sea usado, a uno o a otro ser (p.ej., ella puede ser “la ciudad” “mi hermana”, “esta casa”, según digamos la palabra en una situación o en otra) (…) se distinguen también los pronombres de los nombres en que los primeros no pueden ir precedidos de artículo (…) mientras que los segundos todos pueden llevarlo. (1999, p. 241). Los pronombres se clasifican en las siguientes categorías: 

Pronombres personales. Según la RAE, “se denominan así porque presentan rasgos gramaticales de PERSONA” (2011a, p. 299), es decir, se refieren a las personas gramaticales o a quien realiza la acción verbal y cuyo nombre están remplazando. Son de tres clases: los de primera persona (yo, nosotros, nosotras); los de segunda persona (tu, ustedes, usted, vosotros); los de tercera persona (él, ella, ellos, ellas). 

Pronombres demostrativos. Los que remiten a determinados nombres dando a entender la proximidad o la lejanía en relación con las personas que escuchan o que hablan. Los más comunes son: éste, ésta, esto, estas, ese, esa, eso, esos, esas, aquello, aquellos, aquellas. Como se observa, los pronombres demostrativos tienen distinta forma, según la situación respecto a la persona a la que hacen referencia, a la vez que presentan variaciones de género y de número. 

Pronombres posesivos. Indican a quién pertenece el objeto si a una o a varias personas o poseedores, a la vez que señalan a un nombre. También se manifiestan en relación con variaciones de género y de número. Son especialmente los siguientes: mío, míos, mía, mías, tuyo, tuyos, tuya, tuyas, suyo, suyos, suya, suyas, nuestro, nuestros, nuestra, nuestras, vuestro, vuestros. 

Pronombres indefinidos. Los que señalan a personas o cosas de manera imprecisa, pues las mismas son difíciles de limitar o de precisar con exactitud. Es decir, no se puede determinar la identidad de los seres designados. Igualmente, presentan variaciones de género y número. Por ejemplo: un, uno, una, unos, unas, algún, algunos, alguno, ningún, ninguno, nada, poco, mucho, mismo, mismos, alguien, cualquiera, demás, cualesquiera, entre otros. 

Pronombres numerales. Sirven para señalar provisionalmente a los seres por la particularidad de cantidad y de orden de colocación. Se subdividen así: cardinales, los que indican una cantidad exacta (ocho, diecinueve); ordinales, indican orden de colocación (segundo, vigésimo); fraccionarios, indican partición de la unidad (tercio, veintidosavo); multiplicativos, expresan la idea de múltiplos (doble, undécuplo).

Pronombres relativos. Se utilizan referidos a un nombre que se haya citado antes en la expresión y que no se necesita ser repetido. Actúan como palabras o expresiones de enlace, los más comunes son: qué, el cual, la cual, lo cual, los cuales, quien, quienes, cuyo, cuyas, donde. 

Pronombres exclamativos e interrogativos. Expresan preguntas o exclamaciones, pero al mismo tiempo hacen referencia a nombres respecto a personas o a cosas. Seco, (1999, p. 251) nos presenta algunos casos de uso de dichos pronombres, así: “¿QUIÉN es usted?, ¿QUÉ quiere?, ¿CUÁL compraremos?, ¿CUÁNTOS esperan todavía?”. A las que podemos agregar ¡QUÉ golazo! 






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